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Historia Planeta Podcast

Real Academia de Historia: “Hay que huir de las informaciones anónimas”

Para entender por qué el mundo es como es hoy en día debemos conocer el pasado, pero no sólo el nuestro, sino el de todo el mundo. Sin embargo, ¿cómo saber que lo que leemos es verdad? ¿Por qué es tan importante la figura del historiador?

 

De este tema sabe mucho Carmen Sanz Ayán, catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Academia de Historia de España.

 

En conversación con Planeta Podcast explicó, entre otras cosas, la importancia de cuestionarnos siempre las fuentes de lo que leemos, en especial, cuando lo hacemos en Internet. En su opinión, es importante aprender a manejar Internet y huir de las informaciones anónimas.

 

Lee la entrevista a continuación, o si lo prefieres, escucha la versión corta en el episodio 2 de “Cometa Colin”.

 

¿Quién escribe la historia que aparece en los libros de texto?

 

En principio esa historia la escriben historiadores y profesores de historia. En el caso español, al estar transferidas las competencias de educación las comunidades determinan algunos de esos contenidos e intervienen de alguna manera en esto. Pero lo cierto es que el criterio de los historiadores debería ser el que primara en esos libros de texto, cosa que no siempre ocurre.

 

¿Cómo se decide qué hecho o personaje histórico merece aparecer en los libros?

 

En principio tiene que ver con la novedad que ha supuesto el hecho o la persona o con la trascendencia que ese hecho o esa persona ha tenido con respecto a la vida de los demás.

 

En un mundo donde si algo no figura en la Wikipedia parece que no ha ocurrido y donde todo el mundo puede escribir sin necesidad de ser un experto, ¿cómo podemos saber que lo que leemos en la web es verdad?.

 

Yo creo que Internet es una herramienta estupenda, preciosa para la época, que ha democratizado el saber de una forma extraordinaria, pero hay que aprender a manejar Internet. Hay que huir de las informaciones anónimas, y si no son anónimas hay que comprobar quién escribe sobre una cuestión, es decir, hay que ver si es especialista el que escribe o si no lo es, o si copia a alguien, a quién copia, cómo lo cita. Tenemos que aprender a trabajar en Internet. Es una herramienta extraordinaria, pero hay que aprender a trabajar de esta forma.

 

Wikipedia tiene sus logros, sin duda alguna, pero creo que es preciso siempre trabajar con información contrastada. Saber quién escribe las cosas para saber quién las ha puesto. El anonimato es un peligro en casi todo y por supuesto lo es también cuando se elabora historia.

 

¿Cuáles son las principales fuentes o herramientas que usan los historiadores?

 

Básicamente hay dos tipos de fuentes. Las primarias, que son todos los documentos originales que se conservan en los archivos, las cartas, las partidas de nacimiento, los informes, los archivos de todo tipo, archivos de empresa, pero también archivos estatales. Y luego también están los restos de la vida material y la vida biológica de los que se ocupa la arqueología y los historiadores.

 

Eso por un lado, y luego por otro, tenemos lo que los historiadores llamamos las fuentes secundarias, que son los propios trabajos que ya han escrito sobre el tema en el que estamos trabajando otros historiadores anteriores a nosotros. Es un estado de la cuestión, lo llamamos nosotros, una forma de saber qué se sabe sobre algo antes de que nosotros sigamos investigando sobre eso. Esa es nuestra forma de trabajar. Esas son nuestras fuentes y básicamente nuestras herramientas.

 

¿En qué consiste el trabajo de la Real Academia de Historia y cómo se ha adaptado a la era digital?

 

La Real Academia de la Historia comenzó, esto seguramente muchos jóvenes no lo saben, como una reunión privada de personas que se interesaban por las cuestiones relativas a la historia de España. Esto comenzó a pasar en el primer tercio del siglo XVIII, concretamente en 1735.

 

Y sólo tres años después, las personas que participaban en esta tertulia se dirigieron al rey Felipe V para que autorizara estas reuniones de forma oficial, porque se consideraban beneficiosas para el país. El monarca lo hizo, autorizó esas reuniones y, además, concedió la protección real a las personas que allí se reunían.

 

De ese modo, aquella tertulia se convirtió en la Real Academia de la Historia. Su objetivo fundacional, que me gusta mucho repetirlo, porque es muy bonito, era literalmente “aclarar la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia y conduciendo al conocimiento de muchas cosas que oscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido”.

 

Ése es literalmente el lema fundacional de la Academia, es decir, se trataba de deshacer equívocos y en la medida de lo posible de establecer la verdad de los hechos y de difundirla con respecto a cuestiones pasadas, a épocas pasadas. Ése es su trabajo y sigue siéndolo en la actualidad.

 

Lo que pasa que adaptados a la era digital digamos que el principal logro y al mismo tiempo objetivo, porque es una tarea nunca acabada, es desarrollar el diccionario biográfico electrónico. Es una herramienta extraordinaria, que podemos manejar todos, desde los especialistas hasta cualquier ciudadano de a pie, cualquier niño que esté haciendo sus deberes, cualquier joven que necesite saber más sobre una cuestión.

 

Estamos realmente contentos, orgullosos, de haber podido recuperar la vida de más de 50.000 personajes de la historia de España. No solamente referidos a personas que vivieron en la península, sino a la historia de España en épocas anteriores, es decir, a la historia de la monarquía hispánica y eso significa hablar de personas, que tuvieron relevancia y que vivieron en América o que vivieron en Filipinas. Es un venero de información para los ciudadanos. Y además, es una información escrita con criterio, porque son autores, investigadores, historiadores, especialistas en cada una de las materias en las que participan en el diccionario.

 

Nuestros oyentes seguro que querrán saber si pueden usar la Real Academia de Historia para hacer los deberes.

 

Sí, desde luego. Hay una página web estupenda, que además es muy fácil de encontrar en cualquier buscador. Después, a partir de la página, se puede llegar a los distintos recursos digitales que tiene la Academia. Por supuesto el diccionario biográfico, pero también la biblioteca digital, que sería para alguien un poco más experto, porque son documentos de época los que están colgados en esa página.



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